La vergüenza es una emoción que pretende ocultar algún defecto o acción nuestra que creemos que al exponerla podría provocar rechazo. Esto nos lleva a caer en exceso de autocrítica.

La vergüenza y la autocrítica son conductas que tienen un papel importante en multitud de trastornos psicológicos; por ejemplo: la depresión y la fobia social; ambas difíciles de tratar.

El impacto que la vergüenza y la autocrítica tienen en la vida de una persona, está ligado a dos procesos clave. El primero es el grado de hostilidad, desprecio y odio dirigidos a nosotros mismos. El segundo es relativo a la incapacidad de generar sentimientos de ternura, apaciguamiento, de querernos a nosotros mismos y de consolarnos ante los ataques internos o externos.

Nuestro autoconcepto depende y se forja a partir de lo que creemos o tememos que los demás piensan de nosotros. Si la relación con las personas nos produce un gran deseo de querer cambiar sus juicios implícitos o explícitos, intentaremos cambiar nosotros, lo que nos lleva a pensar que tenemos algo malo y despreciable que los demás rechazan.

Sin duda una herramienta muy útil para enfrentarse al miedo, es la exposición en la imaginación.

Debemos hacer lo que realmente deseamos, arriesgándonos al rechazo y estar siempre atentos a aceptarnos incondicionalmente.

En todo caso valdría la pena apoyarnos en especialistas; lo que podríamos perder es una cosa: la vergüenza.

Fuente: psicoterapeutas.com